Por Ignacio Cerdera
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«Hay que seguir luchando, muchos hijos se merecen vivir«. Con una entereza que conmueve, al punto de erizar la piel en quien lo escucha, Julio Ambrosio dialogó con EL POPULAR desde Córdoba y habló de todos los temas. Se refirió obviamente a la fundación que encabeza, aquella que inició hace ya varios años ante el dolor terrible de perder un hijo, una prueba de la vida que ya la tuvo frente a frente en dos ocasiones, pero así y todo no lo detiene. Su fortaleza es tal que el dolor de semejantes pérdidas las cristalizó en obras que beneficiaron a muchas otras personas. Párrafo aparte para la fe, en la que encuentra el amor y la fuerza para seguir adelante. El próximo sábado estará en nuestra ciudad para pintar cuatro estrellas que conmemorarán a los jóvenes que perdieron la vida en la denominada «tragedia de la combi«.

«Si me sentís la voz media cansina o rara es porque ahora el 15 (precisamente la fecha en la que estará en nuestra ciudad) se van a cumplir sesenta días que me dio un ACV«, relata sin perder la simpatía, ante otro imprevisto de un destino que pareciera ponerlo a prueba continuamente. Sin embargo, nada parece alejarlo de su objetivo de seguir sembrando conciencia en materia de seguridad vial a lo largo y ancho de todo el país.

Ambrosio decidió fundar en el 2008 una fundación que lleva el nombre de su hija, Laura Cristina Ambrosio Battistel, quien precisamente fue víctima de un accidente de tránsito cuando sólo tenía 21 años. «En realidad perdí dos hijas. Primero una que Laura no conoció, murió jugando en 1984. Aquella vez doné una sala al Hospital de Córdoba, fue la segunda en el mundo de esas características. ¿Qué hace un niño si tiene que seguir en el Hospital si no puede más que estar en la cama?, fue entonces que se construyó un lugar que cuenta con sala de juegos, de recreación y sector de gateo para los bebés, el chico ahí la pasa ‘de 10‘ «, narró.

«Sin embargo -continúa-, la vida me vuelve a golpear con Laura de 21 años. Entonces dentro de esa fe que uno tiene, soy católico de sentimiento, nunca me alejé de Dios y le pedí que me iluminara para saber qué le faltaba a ella por hacer. Por esa fue que nace una fundación para personas de la tercera edad, ella tenía pasión por el cuidado de la gente mayor. Pero como ella se mata en un hecho evitable, no en un accidente, decidí poner todo lo mío, lo mejor al servicio de luchar contra este flagelo», destacó, utilizando un término que lo utilizaría en numerosas partes de su testimonio. «La fundación sigue humilde como el primer día, sin sponsor ni subsidios«, añadió.

«Lugares vacíos»

Ambrosio aún se sorprende de todo lo que se ha conseguido tras aquel arranque del 20 de abril de 2008, cuando no tenía aún claro que rumbo tomar, más allá de cumplir con lo que le gustaba hacer a su hija en vida y concientizar a la gente, las dos misiones que la fundación se ha puesto como objetivo. «Traspuso todos los límites, es un cosa que ni yo puedo entenderla«, remarcó, mientras hacía referencia que hasta la fecha ha estado presente pintando estrellas en más de 500 municipios en provincias ubicadas en los puntos más remotos del país.

«Pensaba en luchar. ¿Cómo?, no lo sabía. Sinceramente hoy veo que tuve suerte. Estoy sorprendido, por un lado con cada estrella que pintamos se me estruja el corazón, pero también pienso que avanzamos, que estamos concientizando a la gente«, resalta. Este apartado sin dudas dejó en evidencia como aún todo lo conmueve, más allá de las sobradas muestras de entereza que viene demostrando desde hace años y años.

«Uno piensa quizás que lo importante es tener dinero, un buen auto, pero eso no es todo. No es nada cuando te sentás en la mesa y ves los lugares vacíos. Es algo terrible, tenemos 8.500 muertes por año. Pero a eso le tenés que sumar los más de 30.000 que quedan en sillas de ruedas o con otro tipo de heridas. Además el promedio de edad es de 26 años, son jóvenes que no van a poder seguir con su vida normal. A eso sumale también los destruidos por el dolor, después de algo así ya nada es igual. Se terminan los cumpleaños, los festejos, la alegría. Vos vivís no sólo a través de tus sueños, sino también a través de los de tus hijos«, añadió, no dejando mucho más para acotar por quien suscribe. Inclusive, pareció que el propio Ambrosio se dio cuenta de ese silencio y siguió con su relato como lo había hecho desde el inicio, cuando respondió amablemente «preguntame lo que quieras, tengo todo el tiempo que quieras«.

Justicia

Sin embargo, su tono cambió cuando se refirió acerca de la Justicia y la penas aplicadas a los responsables de las muertes en accidentes de tránsito, una situación que permite en cuestión de segundos armar una lista y buscar ejemplos tanto locales como nacionales. «Falta voluntad política«, sentenció cuando pidió un cambio inmediato sobre esa situación.

«No puede ser. Cuando matás a alguien con un revólver te dan entre 8 y 20 años, pero si vos matás con auto, la abandonás, la tirás y la dejás sola te dan tres años en suspenso y el carnet lo sacás a la vuelta de la esquina. Queremos justicia, es obligación del Estado darla«, sentenció.

«Las reservas de un país no están en el Banco Central. Están en sus aulas, en sus universidades, en el agro, en el almacenero, en los que hicimos grande el país, ésas son la reservas que tenemos que cuidar, ésas son las reservas primarias. Hay que garantizar el derecho a la vida. No hay que ser ridículo, un diputado es padre, madre, hermano antes de ser diputado«, sentenció, pidiendo que de una vez se cristalice la reforma que desde hace ya un tiempo cuenta con la media sanción de la Cámara de Senadores.

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